¿Has estado ya en la Costa Brava y crees que lo has visto todo? Este verano, te invitamos a descubrir un rincón que va más allá del típico plan de sol y playa. En El Far Hotel Restaurant, cada detalle está pensado para ofrecerte una experiencia auténtica, tranquila y con vistas privilegiadas al Mediterráneo. Aunque ya conozcas la zona, te aseguramos que hay al menos cinco buenas razones para volver… y vivirla de otra manera.
1. Vistas que dejan sin palabras
Ubicado en lo alto del acantilado de Sant Sebastià de la Guarda, entre Llafranc y Tamariu, El Far ofrece una de las panorámicas más impresionantes de toda la Costa Brava. Desde las habitaciones, el restaurante o la terraza, podrás contemplar el mar y la costa recortada en un entorno natural sin interferencias. Aquí, cada salida y puesta de sol se vive con todos los sentidos.
2. Una escapada realmente tranquila (incluso en agosto)
Mientras otros destinos de la Costa Brava pueden resultar agobiantes en temporada alta, El Far conserva un ambiente íntimo y sereno. Su ubicación aislada y su reducido número de habitaciones permiten desconectar de verdad, lejos del bullicio y el turismo masivo. Es el lugar ideal para quienes buscan una pausa con calma y calidad.
3. El Camí de Ronda a tus pies
El Far es el punto de partida perfecto para recorrer algunos de los tramos más bonitos del Camí de Ronda, el sendero costero que une calas, acantilados y pueblos marineros. Podrás salir caminando desde el hotel hacia Llafranc, Calella o Tamariu, y descubrir paisajes espectaculares sin necesidad de desplazarte en coche.
4. Gastronomía con raíces marineras y esencia del Empordà
El restaurante de El Far es un reflejo de la identidad gastronómica de la zona. Con una carta basada en productos frescos de la Costa Brava y una cocina de tradición marinera, descubrirás excelentes arroces, pescados y mariscos procedentes de la lonja de Palamós, además de carnes y verduras de proximidad.
Tanto si vienes a cenar como si simplemente te acercas a desayunar o a tomar un aperitivo en la terraza mirador, la experiencia está a la altura del entorno.
5. Detalles que marcan la diferencia
Más allá del paisaje y la gastronomía, lo que distingue a El Far es la atención por los detalles. La arquitectura integrada en el entorno, el trato cercano del equipo, la atmósfera relajada… Todo está pensado para que tu estancia sea especial.
Además, el edificio forma parte del conjunto histórico de Sant Sebastià de la Guarda: una antigua hostería del siglo XVIII restaurada con respeto, adosada a una ermita y junto a una torre de vigilancia del siglo XV. Este enclave, con el faro presidiendo el acantilado, es una de las postales más auténticas del Empordà.
El patio de piedra, la terraza mirador y los espacios interiores cuidados hasta el último detalle completan una experiencia única.
Un verano con sentido, en un lugar que lo tiene todo
La Costa Brava sigue sorprendiéndonos, incluso a quienes la conocen bien. Y El Far es una de esas joyas que merece la pena redescubrir. Si buscas un lugar con encanto, bien ubicado, con servicios de calidad y sin masificaciones, este es tu sitio.
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